Reflexión Juan capítulo 15

Reflexión Juan capítulo 15

Te invitamos a disfrutar este estudio bíblico con una libreta para anotaciones, su Biblia y marcadores.

LEE JUAN CAPÍTULO 15

Para escuchar la lectura del capítulo 15 haz clic en el icono 🔊 de audio de este enlace: https://www.bible.com/bible/127/JHN.15.NTV

REFLEXIÓN:

Amo el capítulo 15 de Juan, es uno de mis capítulos favoritos de la Biblia. Especialmente, porque me lo memorizaba con mi mamá cuando era un niño. 

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

Este capítulo es parte del discurso de despedida de Cristo en la última cena con sus discípulos. 

Jesús es la vid verdadera, quiere decir que Jesús es la verdadera humanidad tal y como Dios la diseñó. La intención de Dios es que seamos como Cristo, por eso él es la vid verdadera y nosotros las ramas que llevamos el fruto de Cristo. Dios Padre es el labrador que nos ha conectado a Cristo para darnos vida. ¡Aleluya!

En esta ilustración vemos que algunos deben ser cortados y echados al fuego porque no dan fruto. Son personas que aparentan estar con Dios pero son meras apariencias porque cuando buscas fruto espiritual de obediencia y amor, no lo tienen. Aquellos que sí dan fruto deben pasar por un proceso de limpieza para que den más frutos.

En la jardinería, la poda es muy necesaria para fortalecer las plantas. Dios poda nuestras vidas de todo aquello que nos impide dar frutos para él. Estos procesos pueden ser incómodos y a veces dolorosos, pero Dios los utiliza para llevarnos al siguiente nivel en nuestra producción de los frutos de Cristo para la gloria del Padre. 

El mensaje de Cristo es la Palabra que nos poda y nos purifica para dar más fruto. 

La única manera de dar fruto es permaneciendo en Cristo. Este permanecer es una relación de obediencia y amor. Es una relación de fe y confianza. Es una relación de dependencia total en él, porque nada podemos hacer por cuenta propia. Sólo así podemos dar mucho fruto que glorifique a Dios. 

El versículo 8 nos deja claro que solo dando mucho fruto demostramos que somos verdaderamente discípulos de Cristo y eso glorifica al Padre. 

Reflexiona: 

  • ¿Hay frutos en mi vida que glorifican al Padre?
  • Según el capítulo, ¿qué es lo que debo hacer para dar más fruto que glorifique a Dios?

Referencias:

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