Reflexión Juan capítulo 9

Reflexión Juan capítulo 9

Te invitamos a disfrutar este estudio bíblico con una libreta para anotaciones, su Biblia y marcadores. 

lee juan capítulo 9

Para escuchar la lectura del capítulo 9 haz clic en el icono 🔊 de audio de este enlace: https://www.bible.com/bible/127/JHN.9.NTV

Reflexión:

El tema principal del capítulo se resume en el versículo 39:  «Entonces Jesús le dijo:—Yo entré en este mundo para hacer juicio, para dar vista a los ciegos y para demostrarles a los que creen que ven, que, en realidad, son ciegos».

Jesús sana a hombre ciego de nacimiento

Primeramente Jesús deja claro que hay enfermedades que no son consecuencia de pecado propio o familiar, sino que son oportunidades para que todos puedan ver un milagro que glorifique a Dios. 

Podemos notar la manera peculiar en que Jesús procede a sanarlo. Crea lodo con su saliva, se la aplica en los ojos y lo envía a lavarse. Esto nos trae recuerdo la manera que Elías ministra la sanidad a Naamán en 2 Reyes 5:10 al 13. Elías lo envía a que se zambulla en el río Jordán. Es realmente interesante el uso intencional de las palabras enviar y enviado en este texto. 

Jesús envía al ciego a lavarse en el estanque Siloé que también significa enviado. ¿Ven el uso intencional de las palabras? Aquí hay un cumplimiento de la profecía mesiánica de Génesis 49:10 que dice

«No será quitado el cetro de Judá,
Ni el legislador de entre sus pies,
Hasta que venga Siloh;
Y a él se congregarán los pueblos».

Jesús, enviado del Padre, envía al ciego a lavarse en el estanque del enviado. ¡Me impresiona la creatividad del Espíritu en estos versos, pero aún más impresiona lo que puede implicar para nosotros!

Cuando creemos que Jesús es el Siloh o Siloé, vamos a ser obedientes a sus mandamientos y seremos beneficiados de recibir ojos abiertos para ver las cosas como en realidad son y recibir la vida eterna. También cuando obedecemos al enviado Jesús, nos convertimos en enviados que glorifican a Dios en todas partes y podemos ser luz para la vida de otras personas. 

El capítulo termina con una declaración para pensar. Si fueran ciegos, no serían culpables—contestó Jesús—, pero siguen siendo culpables porque afirman que pueden ver.

Para llegar a Cristo debemos venir en humildad reconociendo nuestra ceguera, nuestra hambre y nuestra sed. No podemos recibir vida eterna mientras nos consideremos saciados, santos, limpios y capaces de ver por nosotros mismos. 

Medita en esto.

¿Cuál es tu condición delante de Dios ahora mismo? ¿Eres como el ciego buscando recuperar la vista o te consideras capaz de ver cómo los maestros de la ley? 

Referencias: 

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